Martes 29 de Noviembre

 Por un momento pidamos al Espíritu Santo que nos impulse a la alabanza, y oremos con estos preciosos Salmos:

“Mi corazón está a punto, Dios mío. Voy a cantar y a tocar… Te alabaré entre los pueblos Señor, te cantaré entre la gente, porque tu amor es grande hasta los cielos” (Sal 108,2.4-5).

“Te ensalzaré Dios mío, mi rey, bendeciré tu nombre por siempre jamás. Todos los días te bendeciré, y alabaré tu nombre por siempre. Grande es el Señor y muy digno de alabanza, su grandeza no tiene medida” (Sal 145,1-3).

“Cantaré al Señor toda mi vida. Mientras yo exista celebraré a mi Dios. Que mi canto le sea agradable. ¡Y yo me alegraré en el Señor!” (Sal 104,33-34).

“Bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios” (Sal 103,2).

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