Martes 5 de Abril

“Ven Espíritu Santo.

Sin ti no hay vida que valga la pena.

Por eso, desde mis dudas, temores, cansancios y debilidades quiero invocarte.

Ven, Espíritu Santo, a regar lo que está seco, ven a fortalecer lo que está débil, ven a sanar lo que está enfermo.

Transfórmame, restáurame, renuévame con tu acción íntima y fecunda.

Desde mi pequeñez me convierto en mendigo confiado de su auxilio.

Te suplico que vengas a sanarme del egoísmo, de la comodidad, del individualismo.

Libérame de las esclavitudes que enfrían el entusiasmo misionero, para que pueda evangelizar con alegría y coraje inagotable. Amén.” 

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