“Ven Espíritu Santo, llena mi corazón y mi boca de alabanzas, para adorar con el coro de los ángeles a Jesús recién nacido. Enséñame a contemplarlo con los ojos sencillos de los pastores, a regalarle ofrendas de amor como los magos.
Toca mi mente y mi corazón para que pueda admirarme feliz ante Dios encarnado, el que me amó tanto hasta hacerse niño, para salvarme desde la pequeñez humana.